domingo, 31 de diciembre de 2017

Madrid en Viena


Hoy es 30 de diciembre, y estoy yendo al Auditorio Nacional de Música de Madrid a ver "Viena en Madrid". Voy con mi madre, y cómo no, suelta una de las suyas: "estamos en la galería impar, y -galería- empieza por G, como la G de gallinero, porque estamos en el sitio que antes se llamaba gallinero, pero ahora, para que no quede mal, lo llaman galería impar". Ante todo, y no solo porque eran las entradas más baratas y los últimos sitios sitios que quedaban libres, pero ese sitio nos gustaba bastante, porque se veía todo desde arriba con una perspectiva bastante buena.
El concierto empezaba a las 19:30, y a las 19:29, ya salieron todos los músicos al escenario. Tras la salida, y aún faltando asientos por llenar, empezó un mar de toses (increíble, madre mía) que parecía una coral preparada, y al poco, empezó el concierto.

Al estar arriba, veía cómo algunas manos se movían imitando al director de orquesta, aunque más que imitando, sintiéndose director. Yo intentaba seguir al director, pero me resultaba bastante difícil en la gran mayoría de sus movimientos.

Cuando al coral se puso en pie para cantar, destacaban algunas personas con la tablet en la mano. Puede que sea más cómodo y rápido, pero a nivel estético, no me gustó.

De vez en cuando miraba a mi derecha, donde estaban mi madre y otra familia, y me gustó ver cómo se movían a la vez, y cómo las personas mayores, movían sus dedillos y balanceaban su cabeza disfrutando de lo que escuchaban.

Y lo que pude observar y mantener en mi mente y memoria de pez, fue cómo los músicos iban cambiando sus baquetas, cómo movían las clavijas de su instrumentos, cómo se pasaban las hojas la parejas de atril, cómo el director de orquesta pasaba sus partituras hacia delante y hacia atrás. Y sobre todo, la exacta colocación de cada una de las familias de instrumentos según lo hemos visto en clase.

Me gustó que de vez en cuando, salía una pareja a cantar, y otra pareja a bailar, lo que en mi opinión, le daba un ambiente más movido y entretenido, parte de ser bonita la escena con el baile y la música en directo.

Además, el director era un salao que daba gusto. Primero, sacó a 3 personas a tocar un instrumentos muy difícil, ¡el molinillo!, y luego se disfrazó de cazador y empezó a tirar las partituras de los músicos al suelo y a disparar con una escopeta de mentira. 

Y para rematar, se despidieron con el tema "Happy Christmas (War Is Over) de John Lennon, dedicándola y en memoria a todas las mujeres que han perdido la vida por violencia de género y a las que permanecen en la lucha del mismo.

En fin, me gustó muchísimo, lo disfruté más de lo que pensé, y sé que voy a repetir.






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