La clase de hoy la hemos comenzado siendo directores de orquesta. En realidad, más que ser directores de orquesta, hemos ensayado los movimientos de brazos necesarios para poder dirigir una orquesta, algo que, a simple vista, parece muy sencillo; pero en cuya práctica, es bastante difícil y lioso.
Lo más importante para dirigir bien, es saber poner bien el límite de base hasta el que bajan las manos, para poder así transmitir el momento en el que los instrumentos comienzan a tocar, con su respectivo ritmo, y altura de sonido.
Es importante saber, que, cuanto mayor es el gesto de brazos, más lento es el sonido; de la misma forma en que, cuanto menos sea el movimiento, más rápido será dicho sonido.
He de decir que, tras intentar dirigir a los compañeros, ser director de orquesta, a parte de ser una gran responsabilidad, es mucho más complicado, metódico y preciso de lo que parece; por ello, toda mi admiración a todos los directores de orquesta.
La imagen de arriba, representa el movimiento de brazos para la dirección de orquesta.
Aquí dejo un vídeo de un gran pequeño director de orquesta, increíble, pero cierto:
Actividad:
Tras la práctica de directores de orquesta, pasamos a tocar una canción con el piano. Al principio, cada uno de nosotros tuvimos que tocar unas notas de oído, para después, poder tocarlas en otros instrumentos. Lo curioso y difícil de esta actividad, era que, debido a que no tiene letra, para recordar el ritmo de dicha canción, teníamos que inventarnos una letra, cuyas sílabas asonantes cuadren con el ritmo y las subidas y bajas de tono.
Bien, la letra que yo me he inventado es la siguiente:
En la Tierra estoy,
En la Tierra estoy,
Siempre andando a todos sitios voy,
En la Tierra estoy,
En la Tierra estoy,
Siempre andando a todos sitios voy.
Y, de esta manera, podemos trabajar con canciones que escuchemos aunque no sepamos ni el título ni las notas, pues trabajando con otros recursos, se pueden hacer muchas cosas, de muchas maneras.
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